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¿Puede Jesús ser Dios mismo?
Introducción Es difícil sobrestimar la importancia de este tema. Un conocimiento verdadero de la naturaleza de Jesús es una de las piedras angulares del evangelio. Si nuestro concepto de quién es Jesús está torcido, toda nuestra fe se verá trastornada, ya que es en torno a Cristo que gira la salvación de Dios. Si la piedra angular de nuestro templo está mal puesta, ¿qué esperanza habrá de que permanezca la estructura? Algo que tenemos que resolver antes de entrar a nuestra discusión sobre este tema, es la autoridad sobre la cual basaremos la resolución del asunto. 2 Timoteo 3:16-17 nos dice que "toda la escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar...a fin de que el hombre de Dios sea perfecto." La Biblia se declara a sí misma como completamente auto-suficiente en la preparación del hombre para perfección—no es necesaria otra autoridad. Y más que esto, la palabra no tolera otras fuentes adversas; dice Proverbios 30:6 "No añadas a sus palabras, para que no te reprenda, y seas hallado mentiroso." Deuteronomio 4:2 es más enfático, hablando Dios mismo: "NO AñADIREIS A LA PALABRA QUE YO OS MANDO." También es esencial que podamos comprender la enseñanza bíblica por nuestra propia cuenta, estudiando y pesando los argumentos, haciendo uso de nuestras facultades personales de razonamiento. De ninguna manera podemos permitir que otro nos "interprete" la Palabra; Pedro nos aconseja de esta manera, diciendo: "desead la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación" (1 Pedro 2:2). Es esencial que lo que creemos tenga el apoyo de evidencia bíblica sólida y clara, especialmente en cuanto a todas las doctrinas básicas. Igualmente esencial es que descartemos por completo toda fuente extra-bíblica. Antes de empezar a tocar los diferentes puntos, hay que destacar el problema más profundo creado por el concepto de la deidad de Jesús. En Deuteronomio 6:4 se expresa explícitamente lo que toda la escritura recalca: "Oye, Israel, Jehová nuestro Dios, Jehová uno es." Contradecir esto, diciendo que Jehová no es uno, sino dos (o tres, según sea el caso) es algo muy grande, ya que toda la Biblia maldice la pluralidad de dioses. La enseñanza de la deidad de Jesús trata, con el apoyo que tiene en el cristianismo popular, de presentarse como lo normal—como la enseñanza que siempre ha sido verdadera. Pero no es este el caso, sino que esta idea es un desvío radical del punto más elemental de toda la Biblia. Por tanto, esta doctrina (la de la deidad de Jesús) es la que tiene la obligación de comprobar su veracidad más allá de cualquier incertidumbre, ya que pretende afirmar que Dios es simultáneamente plural y singular. A. Jesús Murió, Dios
es Inmortal Pero examinemos el otro lado de la moneda—lo que dice la Biblia acerca de Dios y la muerte. Encontramos en la escritura lo que la misma lógica nos indica, que nuestro Dios Todopoderoso es inmortal. "Por tanto, al rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos." (I Timoteo 1:17). Posteriormente, en el capítulo 6 v. 16 de la misma carta, a Dios se le califica como el "único que tiene inmortalidad...." La enseñanza bíblica es clara: Dios es inmortal; no puede morir. Detengámonos aquí a pensar un momento; la inmortalidad no es una característica fluctuante. Un ser no puede ser inmortal un día, morir el siguiente, y después volver a ser inmortal. O se es inmortal, o no. Vemos entonces que si la Escritura afirma que Dios es inmortal, Dios no puede morir, ya que su naturaleza no se lo permite. Y respecto al tema que tratamos, con sólo este primer punto como evidencia ya se alcanza a ver el veredicto final: Jesús no puede ser Dios, ya que Jesús murió, algo que para Dios es imposible. Y aquí le invitamos a que reflexione un momento sobre este punto, y verá que el argumento es ineludible. En este punto la tradición religiosa nos presenta una contradicción inmensa: si Jesús es Dios, no puede haber muerto, ya que Dios no puede morir. Pero si Jesús no murió, nuestra fe es vana. La verdad que enseña la Biblia es clara; no presenta contradicciones de esta magnitud. La Biblia existe para instruirnos respecto a las cosas profundas de Dios y de su plan para con el hombre, no para presentarnos misterios sin respuesta lógica. Y veremos que aunque esta es la primera y más grande contradicción de la idea tradicional, en ninguna manera es la única. B. Jesús fue Tentado Pero respecto a esto, ¿qué nos dice la palabra acerca de Dios? -Dice que "Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie..." (Santiago 1:13). Nuevamente, esto es algo obvio. ¿Cómo podría ser tentado el Dios Todopoderoso? No tendría sentido decirlo, ya que Su naturaleza es perfecta. Y miremos además lo que dice Jesús en Mateo 19:16-17. Aquí uno se le acercó llamándole "maestro bueno." ¿Y acaso aceptó Jesús que se le atribuyera ese titulo? En ninguna manera. Reprende de inmediato al hombre diciéndole que "ninguno hay bueno, sino uno: Dios." Aparte de que aquí Jesús claramente establece una diferencia entre él y Dios, la verdad fundamental es ineludible: Dios es bueno. Esa es su naturaleza, y no puede ser tentado. Una vez más, meditemos sobre esto un momento. ¿Qué es tentación? ¿Cuáles son las implicaciones de decir que un ser es tentado? Santiago 1:14 dice que "cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido." Esto es sencillo, y cuando la Palabra dice que Jesús fue tentado, a este proceso es que se refiere. Por consiguiente, la naturaleza de Jesús era humana y no divina. Pero su comportamiento era divino y no humano, pues no se entregó nunca al pecado. Y otro aspecto de la tentación: hablar de tentación es hablar de la posibilidad de pecar, pues ¿qué lógica hay en decir que uno es tentado, si le es imposible pecar? Claramente, a Jesús, por su naturaleza, le era posible pecar; y su victoria está en que existiendo esa posibilidad, nunca pecó. Y nuevamente, es obviamente imposible para Dios exponerse a la posibilidad de caer en pecado, y por consiguiente, carecería de sentido decir que Jesús era Dios, siendo él tentado. En conclusión, afirmar que Jesús es Dios, y a la vez decir que fue tentado como nosotros, es contradicción de términos al nivel más básico. Este caso de la tentación de Jesús es como mucho de lo que vamos a ver de la idea tradicional: superficialmente parece estar bien, pero no tolera ser puesta en tela de juicio. C. Jesús fue Carne "Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios, y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo." Aquí Juan nos está advirtiendo de la apostasía que
entraría a la iglesia, y a la vez nos da un criterio que debemos
usar para identificar la mentira. Dice que la mentira se caracterizaría
por decir que Jesús no vino en carne. ¿Y qué significa
esto? ¿Significa sencillamente negar que Jesús vino en carne
y hueso? ¡Claro que no! Hasta el ateo reconoce la existencia corporal
e histórica de Jesús. A lo que esto se refiere es a su naturaleza
misma: que fue carne. Y bíblicamente, ¿qué significa
esto? De acuerdo a Gálatas 5:16–17, la carne es la voluntad que
se opone al espíritu, a lo que es divino. Allí Pablo nos
manda "Andad en el espíritu y no satisfagáis los deseos
de la carne." Y esto es exactamente lo que hizo Cristo. Rechazó los
deseos de la carne, para caminar según la voluntad de Dios. Pero
es absolutamente esencial reconocer que tuvo estos deseos, estas tentaciones;
porque si no tuvo los deseos, ¿qué gloria habría en
decir que ganó la victoria sobre el pecado? Si no tuvo los deseos,
no hubo ni lucha. Y del otro lado, ¿cómo nos atreveremos
a decir que Dios tuvo deseos de hacer el mal? Nuevamente la idea tradicional
nos enfrenta con una tremenda contradicción, cuya única resolución
está en el reconocimiento que Jesús y Dios son personas distintas.
Las diferencias entre Jesús y Dios están en los aspectos
más elementales de sus naturalezas, no simplemente en sus envoltorios. D. Dios es Omnisciente Jesús era hombre, y aprendió como todos aprendemos, en estudio, meditación y experiencia—"y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia" (Hebreos 5:8). Sin duda alguna, Jesucristo es el hombre más sabio que ha vivido, pero no era así desde el día en que nació. Un ejemplo específico de las limitaciones del conocimiento de Jesús es respecto a la fecha de su retorno. Cuando él habla sobre ese día en Marcos 13:32, dice que "de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aún los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre." Jesús afirma claramente no saber cuando le tocaría volver; y no sabiendo esto—¿será posible que sea Dios? E. La Cuestión de Autoridad
Decida usted: ¿tienen sentido estas palabras si Jesús es Dios mismo? ¿Son estas las palabras de un Dios todopoderoso y omnisciente? No lo parece. Estas son las palabras de un hombre, Jesús, el Hijo de Dios, enviado para obedecer perfectamente la voluntad del Padre. I Corintios 15:27-28 dice que al final de los tiempos, Jesús se sujetará a Dios, al Dios que sujetó a él todas las cosas. El poder y la autoridad de Jesús son muy grandes, pero este poder le es dado a él por Dios, y está sujeto a su Padre. F. Dios es Dios de Jesús G. Jesús Oraba; Dos Voluntades Y aun más: en estas oraciones Jesús pedía a Dios que lo fortaleciera en la obediencia a la voluntad de El (Lucas 22:42). Al hablar de dos voluntades, la de Jesús y la de Dios, recordamos lo que expusimos anteriormente respecto a la naturaleza de Jesús. El era hombre como nosotros, y siéndolo, no quería morir; sin embargo lo hizo reconociendo que era la voluntad perfecta de su Padre. Recordemos que la tentación no implica pecado, solo implica naturaleza humana. Así que al no querer morir, Jesús no pecaba, solamente daba evidencia de la voluntad de la carne, que rechaza la voluntad divina. Claro, Jesús nunca obedeció a la carne, sino que a Dios. H. Dios es Invisible I. En el Uso Bíblico, Dios
es el Padre Conclusión "Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre." I Timoteo 2:5 Apéndice 1
Apéndice 2
Apéndice 3 Este argumento es defectuoso en varias formas. La primera falla está en la simple lógica: siendo dos cosas idénticas, no son por consiguiente la misma cosa. Ejemplos de esto pueden ser los periódicos de cada mañana, o niños gemelos: son idénticos, pero nunca se sugeriría que por esa razón eran la misma cosa o persona. Por tanto, el simple hecho que Jesús y Dios tengan características en común, no es evidencia conclusiva de que sean el mismo. La razón por la semejanza que había entre ellos está en el propósito de Jesús: ser un hombre perfecto, imitando a perfección la santidad de Dios. Además, cada semejanza tiene su explicación particular: Jesús juzgaba porque el Padre dio todo juicio al Hijo (Juan 5:22). El tenía vida porque el Padre se la concedió (Jn. 5:26). El Hijo recibía adoración porque el Padre así lo dispuso (Fil. 2:9-11). Ninguno de estos argumentos demuestra que Jesús es Dios. Juan 10:30 Respuesta:
Filipenses 2:5-9 Respuesta: Una lectura cuidadosa del pasaje señala todo lo contrario.
Juan 1:1-14 Respuesta: Ya hemos visto la diferencia entre Dios y la carne, que es la diferencia fundamental entre Dios y su Hijo; y sabemos la imposibilidad por definición de que Dios se haga carne. E interesantemente, el pasaje nunca dice que Dios se haya hecho carne. Aquí "el Verbo" se refiere a la voluntad y el propósito eterno de Dios. Esa voluntad fue manifestada en carne, en el hombre Jesús. La enseñanza de Juan 1 es manifestación divina, no encarnación (1 Tim. 3:16). Fijémonos en la conclusión de la sección, en Juan 1:18: "A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer." Si los vs. 1-17 enseñan que Dios vino a la tierra, el v. 18 los contradice totalmente, ya que dice que nadie vio a Dios, cosa falsa si en verdad Jesús era Dios. Pero si entendemos el concepto de que Jesús manifestaba a Dios, el v. 18 tiene perfecto sentido, sin contradicción. Juan 14:9 Respuesta: Notemos una vez más que se habla en términos de dos personas diferentes, no una unidad. Jesús nunca dice "yo soy Dios." El verdadero entendimiento de esto está allá en Juan 1:18: que el Hijo dio a conocer al Padre, en el mismo sentido que después Pablo dio a conocer a Cristo, y dice: "Sed imitadores de mí, como yo de Cristo." No pudiendo ver a Dios, tenemos que ver a Cristo, que es la imagen y representación de El. Juan 20:28 Respuesta: Por toda la evidencia que hemos visto, sabemos que en términos bíblicos, es imposible que Jesús sea Dios. La verdadera explicación de este pasaje la encontramos ligándolo con el pasaje anterior. Allá Jesús estaba tratando de enseñarle a Tomás y Felipe que ver a Dios no era posible, ni necesario, ya que con verlo a él veían todas las características del Padre. En aquel día, no entendieron, y aquí, después de su resurrección sí. Tomás no está diciendo que Jesús es Dios, sino que está reconociendo lo que Jesús les había tratado de explicar antes: Que al verlo a él, veían a Dios. Publicado por la Misión Bíblica Cristadelfiana Los Cristadelfianos somos una comunidad mundial de estudiantes de la Biblia. Si quisiera saber más acerca de nosotros y nuestras enseñanzas, por favor tomese unos momentos para navegar a través de www.labiblia.com. Tenemos aquí un muy amplio surtido de información acerca de nuestras creencias, y las verdaderas enseñanzas de la Biblia |
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